PELUQUERÍA

Raquel regenta una peluquería en Las Rozas (Madrid), en la que trabaja con otros dos empleados que en estos momentos están afectados con un ERTE.

Podría abrir su negocio el día 4 con la seguridad de tener más de un centenar de clientes en lista de espera, pero de momento no lo hará hasta no contar con la suficiente "seguridad" para dar el servicio.

"Si nuestros sanitarios están como están, imagínate en un salón de peluquería, teniendo aún menos medidas de seguridad. Estamos expuestos y exponemos, porque no podemos atender a nuestros clientes manteniendo la distancia de seguridad, y con una mascarilla no es suficiente", lamenta Raquel en una entrevista con Efe.

Por ello, y hasta que no reciba otras directrices, esta profesional utilizará "el sentido común" y su propio criterio, que es que su salón "abrirá siempre y cuando nadie corra peligro de contagiarse" porque, si algo tiene claro ahora la empresaria, es que la "economía es muy importante, pero la vida humana más".

El pequeño colchón con el que cuenta Raquel va agotándose pero, aún así, cree que las medidas del Gobierno se han "adelantado a los acontecimientos", y en este sentido reitera que no hay un protocolo claro para asegurar que no va a haber contagios en su negocio: "Todas las peluquerías estamos desconcertadas", dice.

En cuanto las autoridades dieron la noticia de que podrían abrir con cita previa a partir del lunes, "automáticamente" su buzón de voz se llenó de mensajes.

Uno por uno, fue explicando a sus clientes las razones por las que no abriría el lunes, y también se encargó de hablar con una amiga suya, que vive en China, y que le mandó los protocolos que siguen allí las peluquerías, que tratará de preparar antes de abrir: tomar la temperatura a cada cliente, todo desechable, pantallas protectoras, o el uso obligatorio de mascarillas.

CENTRO DE ESTÉTICA

Una situación parecida a la que vive Nana en el centro de estética que dirige junto con su hermana Marisol, en el madrileño distrito de Chamberí.

Pueden abrir el lunes, pero no lo harán hasta una semana más tarde, cuando logre incorporar todas las medidas de seguridad necesarias para garantizar una apertura sin contagios para sus clientes.

"Serán medidas basadas en las de los hospitales", comenta Nana a Efe, que lleva estos días tratando de abastecerse con elementos de protección para los clientes, como mamparas de metacrilato, termómetros por infrarrojo, mascarillas tipo FPP2, gorros o guantes, material que "tiene que ser desechable".

También ha contratado a una empresa para desinfectar el local mediante ozono, que debe complementar con "pautas de desinfección diarias y por cliente".

"Es más gasto que beneficio", lamenta la empresaria, que aunque cuenta con una larga lista de espera, prevé también una extensa factura porque, comenta, "las ayudas no han sido muchas" y lo que antes se compraba por cinco o seis euros "ahora cuesta 45 o 50".

Los cambios en el negocio van a ser muchos, añade Nana, que señala que las citas pasarán a ser una por hora para poder contar con tiempo para desinfectar.

CLÍNICA DE FISIOTERAPIA

Toño trabaja en una clínica de fisioterapia en el distrito madrileño de Usera que, al igual que otros negocios, aún no tiene claro cuándo podrá abrir, todo dependerá del cumplimiento de las medidas que se publiquen oficialmente, señala.

Si todo está en orden y de acuerdo a lo que establezcan las autoridades, lo hará este mismo lunes.

La clínica ha establecido tres protocolos de seguridad a seguir, el primero contempla la obligación de cita previa para los clientes con un cribado telefónico, aumentar el tiempo entre uno y otro y que acudan individualmente y sin pasar por la sala de espera.

Otro nuevo protocolo será el de la limpieza, que será más exhaustiva y pasará a incorporar máquinas de ozono para desinfectar los espacios, lo que también influirá en las citas, porque la máquina tarda 20 minutos en desinfectar, y se hará en cada una de las atenciones.

Por último, están las medidas de protección individual, por las que los profesionales pasarán a utilizar EPIs, y a desinfectarse con más frecuencia.

"Utilizaremos el sentido común para aplicar las medidas hasta que no haya unas más concretas de manera oficial", comenta Toño. EFE