Cuatro años de brillante despegue para tropezar en Cataluña nada más aterrizar por cuestiones de género. ¿Quién lo iba a decir en Mairena de Ajarafe, la localidad sevillana en la que se inició una aventura empresarial que toma tintes de caballo ganador? 

En la película "Pequeña Miss Sunsine", dirigida por Jonathan Dayton y Valerie Faris en 2006, Olive, una niña de ocho años, quiere ser a toda costa reina de la belleza en un concurso infantil. ¿Tiene esto algo que ver con Princelandia? Unos dicen que sí y otros defienden que nada en absoluto, pero de fondo el escenario se parece aunque sea remotamente: niñas que acortan su niñez y que hacen cosas más propias de sus madres.

¿Que es Princelandia? Una especie de ´sueño´ en forma de fiesta de disfraces en las que los pequeños son mayores y los mayores sus esteticistas. Los críos -niñas y niños, que también pueden ir- juegan a peinarse, maquillarse y ponerse guapas como virtuales clientes de un ´spa´ o de un centro de belleza al uso. Juegan a ser mamá como hacen otras tantas veces, pero en este caso rodeadas de elementos mucho más sugestivos y realistas que nunca. En Princelandia se puede celebrar su cumpleaños o simplemente acudir como a un centro de ocio más. 

Pero, ¿cómo es ´Princelandia´? Allí encontraremos tocadores, albornoces, pasarelas, varitas mágicas, uñas pintadas, laca y maquillaje -eso sí, todo de fantasía, utilizando pintura al agua- en un entorno de color de rosa, plagado de muebles plateados y tocadores de lo más barroco. Todo exagerado y un tanto ´naif´, con cierto aire al maravilloso mundo de ´Barbie´. Como vemos, los parecidos a la película citada existen, pero con una diferencia importante. En Princelandia, se juega a ser princesa de la belleza. No se compite encarnizadamente por serlo.

Este es el decorado que uno encuentra en los centros Princelandia de toda España, con 25 negocios franquiciados y en plena expansión internacional. Su oferta va dirigida principalmente a niñas de 5 a 12 años pero se ha encontrado con una contestación social inesperada en su desembarco en Cataluña. Un grupo de entidades y particulares de Granollers y Sabadell se constituyeron en plataforma pidiendo el cierre de los dos primeros centros que han abierto en esta comunidad. ¿Su nombre? ´Tanquem Princelandia´ -Cerremos Princelandia-. El primer ´round´ de esta ´pelea´ ocurrió el pasado 18 de octubre, el mismo día de la apertura, cuando ya se manifestaron varias docenas de personas. 

Este colectivo señala, en un comunicado, que están compuestos "por personas comprometidas con un modelo de educación y de sociedad que se aleje definitivamente del patrones sexistas, machistas y generadores de desigualdades". "Consideramos que este centro reproduce fielmente los fundamentos del patriarcado más agresivo, y que por tanto contribuye a la perpetuación de los patrones sociales que sustentan las múltiples formas de opresión y violencia hacia las mujeres", afirman.

La campaña contra estos negocios ha llegado, incluso hasta algunos centros de educación de Granollers, donde se han hecho campañas de sensibilización través de representaciones teatrales y otras actividades. Y es que para el colectivo colectivo feminista Justa Revolta, que también ha tomado partido contra los establecimientos, los locales de la cadena andaluza "no dejan de ser una escuela en la que se inculcan estereotipos y roles de género clásicos y arcaicos". 

¿Qué opinan los terapeutas? Psicólogos, como Guillermo Fauce, aseguran no querer entrar en le tema de si negocios de este tipo pueden fomentar la idea de la mujer como objeto, pero advierte: "Jugar con los menores a que sean adultos demasiado pronto no es bueno. No estamos hablando de juegos simbólicos, sino de precipitar cuestiones, que tienen su tiempo años después, dependiendo del grado de madurez de los menores. Los niños pueden hacerse resabiados".

Anna Romay, ingeniera de caminos de formación y propietaria del centro de Granollers, dice que ella por su trabajo anterior de años conoce perfectamente lo que es enfrentarse a un entorno machista, que es algo "muy alejado a esto". Asegura que le hubiera encantado "que hubieran acudido a conocer nuestras actividades, como somos y lo que hacemos. Pero aquí no ha venido nadie. No saben de lo que hablan.Pero la verdad, yo no voy a cerrar. La publicidad que me están regalando viene genial a la hora de comenzar cualquier negocio".

Por su parte, Miguel Ángel Parra, portavoz y director de expansión de Princelandia, habla de "increíble brote violento contra la marca" detrás del que "puede haber algo más". "En Barcelona son muy radicales con estas cosas. Cada quien puede opinar lo que quiera, pero en nuestras franquicias pueden entrar niñas y niños y hay también disfraces de pirata. Pero hay que aceptar las cosas como son: no sé si porque está en su naturaleza, pero las niñas tienden a buscar los disfraces de bailarina, a jugar a peinarse y a ponerse guapas", explica. El directivo asegura que el tema de la educación sexista es cosa de las familias: "Aquí facilitamos un juego simbólico de no más de 60 minutos. Perjudicial es confundir a las niñas en casa o abusar de una fantasía, es decir, que la niña venga a nuestros negocios cuatro veces por semana".

"En un mundo violento, en el que los menores pasan muchísimas horas con la ´play station´ y videojuegos, algunos han encontrado un enemigo en nuestro negocio y nos acusan de fomentar la violencia de género, la anorexia y la bulimia. Este es un tema demasiado serio como para frivolizar. Mis monitoras son todas educadoras y pedagogas, y están contratadas por su formación, no por su belleza o cara bonita", zanja Romay.

Fuente: Que.es